“MARCO, ese provocador de encuentros.
Es difícil hablar de mi relación con el Museo MARCO porque se dio de muy diferentes formas y con una continuidad que va desde antes de su construcción hasta estos momentos. Pudiera contar, sin exagerar, cientos de anécdotas sobre MARCO; no lo haré.
Ha sido una relación siempre agradable y muy edificante para mi persona. Se inició como un chisme, alguien dijo que escuchó a alguien más que se haría un nuevo museo en Monterrey, ¡y sería de arte contemporáneo! Luego vino la noticia formal, la construcción, las pláticas y discusiones con amigos y por fin, su inauguración. Yo estaba presentando una exposición fuera de Monterrey y no asistí hasta su segunda exposición. Me encantó, con sus grandes espacios, su patio central, su sobria majestuosidad, su silencio interrumpido por aquel chorro enorme, con aquella magia por descubrir…
Para algunos un museo es algo muerto. Un espacio donde se presentan obras de arte con ciertos méritos. Para mí son algo vivo, un espacio donde se da la convivencia alrededor del arte. En MARCO, claro que he sido un visitante asiduo, pero también he sido maestro de escultura por no sé qué cantidad de años (15 o más), me he divertido como loco trabajando con niños en vacaciones, guiado grupos por algunas de sus exposiciones, he presentado algunas de mis obras, ayudé directamente en sus inicios donando obras para ser subastadas, trabajé una escultura bajo pedido del Museo, he ido a pláticas, dado pláticas, pertenecido a clubs de lectura, visto películas, asistido a cocteles, a conciertos, inauguraciones, conocido muchos artistas, comido con amigos. Hice muy buenos amigos de entre mis alumnos, de entre sus empleados, su gente de oficina, de montaje, de bodegas, guardias, mantenimiento, restaurante, de entre sus voluntarios, de entre otros visitantes; un panal no tiene más parroquianos. ¡MARCO es el único museo donde se me ha regañado por tocar una de mis esculturas!
Conocí gran cantidad de maravillosas obras de arte que nunca hubiera conocido sin MARCO; llenaría hojas con recuerdos de exposiciones y obras en particular que me han tocado fuertemente, que me han hecho reflexionar, que han inspirado ideas para esculturas mías, que me han cuestionado sobre el arte y sobre la vida misma.
Luego dicen, cada uno tiene su historia; La mía con MARCO es larga y fructífera.”
Gerardo Azcunaga
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