“Recuerdo la gran emoción que sentí al saber que tendríamos en nuestra ciudad un Museo de Arte Contemporáneo. MARCO abrió sus puertas en el año de 1991 con la exposición “Mito y Magia en América: los ochenta”, causando un gran revuelo en la ciudad.
Como sabemos, el Museo fue diseñado por el arquitecto Ricardo Legorreta, el edificio ya en sí mismo es una obra de arte. En la entrada colocaron la escultura “La Paloma” de Juan Soriano, artista al que siempre he admirado.
En 1992, para celebrar el primer aniversario del Museo, se inaugura la magna exposición: “México. Esplendores de XXX siglos” muestra de obras del arte prehispánico, del arte virreinal y del arte del siglo XX. Fue impresionante ver la labor titánica que tuvieron que hacer para lograr traerla a Monterrey. Somos privilegiados al haber tenido en nuestra ciudad una exposición de tal envergadura.
En el verano de ese año me invitaron a participar como maestra de arte para impartir el taller de Experimentación Plástica para niños en edades entre los 7 y 9 años. Parte del programa incluía darles cada mañana un recorrido y la correspondiente explicación de las obras (semanas antes de iniciar me sentía nerviosa, no por el curso de arte, sino por la información que había que aprenderse para dar el recorrido). Increíble que al final del curso, la que más aprendió fui yo!
Ahí comprendí la importancia de la labor que hacen los museos en todas sus áreas y, sobretodo, la de los voluntarios cuando ofrecen recorridos guiados a los visitantes. Una vez que terminaba el recorrido con los niños, pasábamos a los salones donde cada uno de ellos platicaba sobre su pieza favorita del día, ahí los animaba a elegirlos materiales con los que podían hacerlo: ya fuera en dibujo con marcadores o crayolas, con collage y papeles marmoleados,hechos por ellos mismos, en charolas con agua y pintura acrílica, con recortes de revistas, hilos de colores piezas con volúmen hechas con cartón, papel y pegamento.
Recuerdo que en el primer día del curso llegó una pareja: Felizitas Wermes y Tushar Das a inscribir a su hijo de 7 años: Shanti Das Wermes. Un niño muy alegre, con una curiosidad inagotable y muy creativo. Cada día, al finalizar el taller tenía la oportunidad de conversar con sus papás, gracias a ello pudimos iniciar una maravillosa amistad que hasta el día de hoy conservamos. La familia Das Wermes radica en Ramos Arizpe; Tushar es un destacado Ingeniero que trabaja en FIME, en la Universidad de Nuevo León, originario de la India, y Felizitas es una gran artista, pintora y escultora, originaria de Alemania, y radican en México desde hace más de 35 años. Aquí les muestro dos de los trabajos que Shanti realizó y que aún tienen en casa.
En el Museo también he tenido la oportunidad de participar con el Instituto Nuevo Amanecer dentro de sus exposiciones anuales tanto con mi obra personal como obra hecha en colaboración con los niños. He tomado algunos cursos dentro del Museo, últimamente los de Arte y Reflexión con el maestro Samuel Rodríguez Medina, los cuales recomiendo mucho. También son memorables las veces que fui con algunas colegas a ver exposiciones, comer ahí en el restaurante y aprovechar ese tiempo para comentarlas.
Como artista he aprendido mucho de cada una de las muestras que he visitado, es un espacio que he compartido en familia, con amistades y alumnos.Entre las exposiciones que más me han impactado son las de los artistas: Ron Mueck, Eduardo Chillida, Juan Soriano, Rodolfo Nieto, Isamu Noguchi, Ricardo Mazal, Ai Weiwei, Graciela Iturbide, Jan Hendrix, entre muchas otras.
La cultura es educación, es necesaria en una sociedad porque nos permite reflejarnos y crear conciencia de nuestro momento actual y del devenir. Nos da la posibilidad del encuentro cultural entre distintos sectores de la población ya que son espacios que fomentan la reflexión, la concientización, la denuncia o el poder habitar el silencio a través del arte, así ampliar nuestros horizontes, ser más inclusivos y tolerantes. Nos ayuda a formar valores e identidad, nos da un sentido de pertenencia. Siempre el factor de la cultura está inmerso en el desarrollo conductual, social y económico de los pueblos.
Además de conservar y promover el patrimonio cultural de todos, el Museo MARCO ha fomentado, desde sus inicios, cursos y actividades artísticas y educativas para adultos y niños, que son invaluables para el desarrollo no solo de la sociedad y cultura en Monterrey, sino de México.
Agradezco la invitación de mi amigo y excelente artista Salvador Diaz para escribir esta reseña.
El Museo para mí es un lugar mágico, donde las propuestas que se presentan pueden o no gustarme, puede que las entienda o no,pero ciertamente ES un lugar de encuentro conmigo misma y al mismo tiempo un encuentro con la mirada de y con los otros. Por ello y por todo lo anterior, siempre a MARCO le estaré agradecida.”
Eugenia Belden @eugeniabelden
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