“Mi historia con MARCO ha evolucionado a través del tiempo. Recuerdo a mediados de los años 90, escuchar de mis amigos que había unas inauguraciones los viernes en un Museo y que deberíamos de ir antes de pasar al antro. Recuerdo que la primera a la que fui era de Kenny Scharf en 1996. Quedé, y aún ahí no lo sabía, atrapado por la idea del arte y todo su mundillo. Así pasaron los años y seguí asistiendo a las fiestas de inauguración y poco a poco todo lo que había visto a través de los años me llevaría a pensar que podría yo ser un artista. Exponer en MARCO siempre fue un sueño. MARCO también ha sido un orgullo para mí. Toda visita que ha pasado por Monterrey la he llevado al Museo. Inclusive, fue ahí donde conocí a una de mis mejores amigas en el 2005 quien luego me presentó a mi esposa ese mismo año. ¡Mi primera cita con ella fue en el Museo un domingo por la tarde! Estaba la expo de Ana Mercedes Hoyos.
Ya en el 2005 había empezado a asistir al Museo con más interés y con más preguntas, ya que el año anterior había dejado mi trabajo de encargado de restaurante para hacer fotografía. Hubo una serie de exposiciones que sin duda marcaron mi ánimo por la fotografía y por el arte. Especialmente “Más de lo que los ojos pueden ver: Arte fotográfico de la colección Deutsche Bank”. Ahí pude ver piezas de artistas que admiraba mucho en ese momento y que sin duda marcaron mi pensamiento sobre lo que implica “hacer fotografías”. Otras expos que me han dado mucho han sido “Estructuras de identidad: “Fotografía de la Colección Walther”, “Perspectivas. Tatiana Bilbao Estudio” y “Tomás Saraceno Ciento sesenta y tres mil años luz”.
Después de tantos años de admirar el trabajo del Museo y de estar sumamente agradecido por exponernos a voces contemporáneas, tuve la oportunidad de trabajar con ellos, primero dando varios talleres de fotografía, entrevistando a uno de los artistas (Sze Tsung Leong), para luego recibir la invitación a formar parte de dos muestras “In/Humano” en el 2015 y “Registro 05. Enfocar la Mirada” en el año 2018. Fue un proceso muy agradable y de gran aprendizaje; desde el trabajo con el curador Gonzalo Ortega, el equipo de montaje hasta el trabajo con los servicios educativos y el proceso de hacer y encontrar conexiones con el público que visita el Museo.
MARCO sigue y seguirá siendo el Museo más importante de la ciudad de Monterrey. Es el Museo donde llevo a mis hijos y donde se asustan, inventan, aburren, admiran, dialogan y se enorgullecen de que papá expuso ahí. Espero que MARCO siga atrayendo a los artistas del futuro y que funde en sus mentes pensamientos críticos sobre la vida y la cultura. Espero seguir contando más historias de MARCO.”
Alejandro Cartagena
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