El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey cumple 30 años, recorre nuestros momentos más importantes y celebra con nosotros.
conoce másEn el año de 1989 un grupo de empresarios, profesionales del arte, encabezados por Doña Márgara Garza Sada de Fernández y el Ing. Diego Sada, anunciaron el proyecto de lo que sería el museo más importante del Norte de México y uno de los más relevantes en todo el país.
La obra fue realizada por el Patronato Pro-Construcción del Museo de Arte Contemporáneo integrado por miembros de la iniciativa privada y el Gobierno del Estado. Estaba presidido por Diego Sada y en representación del Gobierno Alberto Ortiz Certucha.
El 28 de junio de 1991 se inaugura MARCO.
Área de construcción en tres niveles.
Millones de visitantes ha tenido MARCO en 30 años.
"Toda una maravilla; no sólo exhibirá arte; él es en sí arte".
El edificio es obra del arquitecto mexicano Ricardo Legorreta (1931-2011), cuya propuesta arquitectónica está inspirada en la planta tradicional de las casas y haciendas mexicanas coloniales. De esta manera, tradición y vanguardia se fusionan para conformar una identidad moderna que queda manifestada en las formas de MARCO. Ubicado entre la Catedral de Monterrey y el Palacio Municipal, el museo ha sido integrado al paisaje urbano de la ciudad de Monterrey, México.
El acceso peatonal se lleva a cabo a través de una pequeña plaza donde se ubica La Paloma de Juan Soriano que rinde homenaje al Palomar de Luis Barragán, ubicado en contra esquina de MARCO. Desde esta plaza se accede a través de discretas puertas al vestíbulo que con una gran altura, color y luz, sirve de comunicación con el auditorio, cafetería y tienda.
Después de cruzar por una celosía escultórica se llega al gran patio que cumple la función de elemento central y distribuidor de las galerías. Los espacios destinados para las exposiciones se conforman por varias galerías de diferentes proporciones, formas y alturas.
MARCO se caracteriza por sus patrones de formas simples, sobre todo en formas cuadrangulares, dispuestas de acuerdo a un ritmo de composición, aunque también se observa el uso de la esfera. Estas formas geométricas se distinguen por su volumen y tamaño. Unas se observan más gruesas y pequeñas, mientras que otras aparecen más altas y delgadas. Sin embargo, su visibilidad depende de la perspectiva.
Las formas geométricas regulares son el fundamento de la arquitectura de Legorreta, y la hacen parecer sencilla: observamos un cuadrado o una esfera sin ambigüedades. La sencillez de las formas permite que la composición se perciba elegante y, al ser geométricas, que se visualicen ordenadas.
En MARCO resulta importante la ubicación del muro que separa espacios; pero, en general, Legorreta lo consideraba una superficie que expresa solidez, otorga seguridad y paz, y, sobre todo, funge como reflector de la luz.
Los muros reciben la luz y la reflejan o la utilizan. Los planos confieren escala y proporción a un espacio.
Ricardo Legorreta
La luz natural es la primera causa de la percepción visual. Se trata de un requisito primordial para toda actividad humana; es la anunciante de los cambios, del paso de un momento a otro. Por la intensidad de su reflejo sabemos que el tiempo avanza y dentro de los límites de su claridad llevamos a cabo nuestras vidas.
La planta del museo está pensada para que cada espacio reciba una entrada de luz natural. Los patios tienen la función de iluminar determinadas áreas y las ventanas son huecas en el plano del muro que controlan la entrada de luz y realzan el espacio de determinada manera.
Los detalles de iluminación influyen poderosamente en la distribución de la luz que se percibe en el conjunto; la calidad de la misma define cada sitio, es un elemento del cual se puede obtener una ventaja arquitectónica para manipular los efectos de los planos, materiales y texturas, pero sobre todo de los colores.
El color es susceptible a variaciones en su gradación, debidas tanto al punto de vista de observación como a la cantidad de luz en el espacio. Legorreta afirmaba que el uso que le da al color en sus obras proviene de la tradición mexicana, pues el color, intenso, cálido, como derivado de las flores y de la tierra, está fuertemente arraigado en nuestra cultura. Los colores y las texturas del edificio dependen de los materiales elegidos como acabados. Algunos se han dejado en sus tonos naturales, a otros se les aplica color como una cualidad expresiva que ayuda a acentuar espacios o determinados elementos dentro de ellos. Como señaló Legorreta, el color se hace, se construye como si fuese éste el que constituye la totalidad del muro, como si al abrir un orificio en la pared en lugar de concreto manara un chorro de color. Los colores en la obra de Legorreta, y en particular en nuestro museo, se perciben como totales.
En MARCO se encuentra, sin embargo, una conciliación de la tendencias presentes en la totalidad del trabajo de Legorreta: por un lado se observa el terracota que colorea las fachadas y el morado en el enrejado y, por el otro, en el interior donde se observa el amarillo, el rosa, que, aunque no son predominantes, son fundamentales para producir el efecto visual deseado.
El agua tiene un papel preponderante en la arquitectura de Legorreta, como lo evidencia su trabajo en el Hotel Camino Real de la Ciudad de México (1968), la Fábrica Renault en Gómez Palacio, Durango, México (1985), los canales de agua en Solana, Dallas (1991). En estos espacios, el uso que le da al agua es tradicional.
Sin embargo la fuente y, en particular, el agua, en su trabajo nunca fungen como adornos, si no que forman parte de la arquitectura, de la composición total del edificio.
Lo mismo sucede en MARCO. Las fuentes, tanto la exterior como la interior, están a nivel del piso. La segunda se vacía sobre el espejo de agua del Patio Central y luego desaparece. Esta última tiene la particularidad de ser un elemento que, además de visual, también resulta tener un impacto sonoro.
Las texturas en MARCO se expresan a través de relaciones de contraste: rugoso-liso, frío-caliente. La memoria de las experiencias táctiles es la que permite apreciar las texturas. Por ejemplo, las paredes no son propiamente lisas, pero se encuentran rodeadas de elementos planos como el mármol, la madera, así como elementos de curvos, como en las rejas. La variedad de las texturas se corresponde con la variedad de las formas y la cantidad de materiales utilizados, los cuales a su vez están condicionados por la forma en que fueron trabajados. Las texturas son el resultado de todo un proceso casi escultórico y los materiales no se encuentran en estado puro sino que fueron manipulados para enfatizar los contrastes.
"Como mexicano, pienso en el color, en los muros, el misterio, la intimidad y otras cualidades que me interesan en particular".
Ricardo Legorreta (México, 1931-2011), fue un arquitecto de larga trayectoria, influenciado por las obras de sus contemporáneos. Su formación académica profesional la realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México de 1948 a 1952. Personalidades de la arquitectura como José Villagrán García, Mathias Goeritz y Luis Barragán fueron sus mentores.
El año de 1968 marcó un giro en su carrera, pues ese mismo año realizó el Hotel Camino Real, una de sus obras más representativas (debido a que plantea una estética que marcaría el camino de sus obras posteriores, modernas y tradicionales a la vez), y al mismo tiempo completó el edificio Celanese Mexicana, caracterizado por una singular estructura suspendida.
Entre sus obras se destacan: el Museo de Laberinto de las Ciencias y Artes, SLP, México; el Visual Arts Center en Santa Fe, EUA; el Chiron Life Science Lab (1999) en Emeryville, EUA; Plaza Reforma (2000), CDMX, México; Hotel Sheraton Bilbao, España; el Carnegie Mellon Univ (2008), Doha, Qatar, entre otros.
México
Gran Premio de la Segunda Bienal Mexicana de Arquitectura Mexicana
Universidad de Hawái
La paloma se ha convertido en la imagen que identifica al museo en la ciudad. Se trata de una escultura hecha en bronce de seis metros de altura. La paloma es un ave asidua a las plazas. Las formas de animales que maneja Soriano no son realistas, siempre tienen un gesto que las particulariza.
En este caso, el cuello y la proporción del ave resultan monumentales. El cuello torcido de La paloma hace que esta mire de frente al pórtico como invitando al público a pasar al museo.
La paloma como pieza escultórica es independiente del edificio, pero su espacio queda definido por la explanada y sus elementos. Puede ser rodeada o pasar por debajo de ella.
Lance Wyman (Newark, USA – 1937), es reconocido como uno de los mejores diseñadores contemporáneos por sus contribuciones en la creación de señalética elogiadas internacionalmente.
Una de sus obras más notorias fue el desarrollo de la imagen de los Juegos Olímpicos de 1968 en México, la cual se ha convertido en un referente en las generaciones jóvenes.
Lance Wyman adoptó el nombre del Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey como un recurso gráfico para construir su sistema de identidad y orientación.
Los letreros fueron diseñados como anillos cuadrados de piedra que remiten a los aros del juego de pelota prehispánico y a los aros para atar caballos en las casas coloniales.
En los años 1994, 1995 y 1996 se llevó a cabo el premio MARCO, su idea original era que las obras participantes pasaran a formar parte de la colección del museo para conformar su acervo.
El Consejo de Directores lanzó la invitación a un selecto grupo de reconocidos artistas, donde el ganador se hacía acreedor a un premio de 250 mil dólares.
Julio Galán fue el ganador del Premio MARCO en 1994 con la obra Sácate una muela. Seleccionado entre 98 artistas por el jurado conformado por: Cristina Brittingham de Ayala, Miguel Cervantes, Luis Carlos Emerich.
Además de: Alberto de la Garza Evia, Walter Hopps, Ricardo Legorreta, Rosa María Chalet, Charles Merewether, Francesco Pellizi, Diego Sada, Yolanda Santos, Edward Sullivan y Lorenzo Zambrano.
Para el Premio MARCO de 1995 Marcelo Aguirre resultó ganador con la obra Transeúnte. Seleccionado entre 119 artistas por el jurado conformado por: Cristina Brittingham de Ayala, James K. Ballinger, Rainer F. Crone, Miguel Cervantes, Hugh M. Davies, Alberto de la Garza Evia, Walter Hopps, Ricardo Legorreta, Charles Merewether, Diego Sada, Yolanda Santos, Edward Sullivan, y Lorenzo Zambrano.
En el 1996 Jörg Immendorf ganó el Premio MARCO resultó ganador con la obra Accumulation II. Seleccionado entre 94 artistas por el jurado conformado por: Michael Auping, Cristina Brittingham de Ayala, James K. Ballinger, Rosa María Malet, Rainer F. Crone, Miguel Cervantes, Luis Carlo Emerich, Hugh M. Davies, Alberto de la Garza Evia, Diego Sada y Edward Sullivan.
30 años de ser un referente de exhibiciones internacionales.
MARCO inauguró con la exposición Mito y magia en América: Los Ochenta, una exhibición que se albergó en las 11 salas de sus dos plantas. Con 316 obras de más de 60 artistas de 17 países.
Esta muestra realizó una revisión de los paradigmas visuales de los años 80 en el continente americano destacando puntualmente la relación entre lo funcional y la contemporaneidad a través de la pintura y escultura.